No nos pidas la palabra que de par en par exhiba nuestro ánimo informe y con letras de fuego lo declare y resplandezca como una amarilla flor perdida en un terreno polvoriento. Ah, el hombre que camina sin recelo, amigos de los otros y de sí mismo y no se cuida de su sombra que en el punto extremo del calor se imprime sobre un desconchado muro. No nos pidas la fórmula que mundos pueda abrirte, sí alguna sílaba torcida seca como una rama. Sólo esto podemos hoy decirte: lo que
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No nos pidas la palabra que de par en par…
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No nos pidas la palabra que de par en par exhiba nuestro ánimo informe y con letras de fuego lo declare y resplandezca como una amarilla flor perdida en un terreno polvoriento. Ah, el hombre que camina sin recelo, amigos de los otros y de sí mismo y no se cuida de su sombra que en el punto extremo del calor se imprime sobre un desconchado muro. No nos pidas la fórmula que mundos pueda abrirte, sí alguna sílaba torcida seca como una rama. Sólo esto podemos hoy decirte: lo que