Había en la piedra una palabra. Quise descifrarla, mazo y punzón, cincel y pico, hasta que la piedra sangró, y aún no supe oír lo que la piedra dijo. La arrojé junto al camino entre miles de piedras y al volverme gritó la palabra en mi oído, y la médula de mis huesos escuchó, y respondió.
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La médula
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Había en la piedra una palabra. Quise descifrarla, mazo y punzón, cincel y pico, hasta que la piedra sangró, y aún no supe oír lo que la piedra dijo. La arrojé junto al camino entre miles de piedras y al volverme gritó la palabra en mi oído, y la médula de mis huesos escuchó, y respondió.