Algunos amigos no estuvieron anoche y para siempre he quedado triste, por un tiempo que hace lo de siempre; tenía mucho alcohol en la cabeza, como un sargento que conocí en otro aniversario menos festejado que el de anoche, en que de tal manera me sentí. Era noche cerrada la de ayer. Era hermoso el tiempo en la noche; no llovía nada pasaba, todo estaba igual que antes; me había arrepentido, me perdonaban, era salvado para siempre en este tiempo que todavía no ha muerto. Todo vive a mi alrededor; el frío gozaba de la vida la inconsecuente soledad era feliz mirándome envejecer, daba tumbos en la cabeza saturada de bostezos y compasiones. Celebramos treinta y dos años de vida que me pertenecían y hablando del futuro un llanto tierno nos envolvió y llegaron a odiarme y a maldecir el día en que mi madre me tiró sobre el mundo.
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El poema del viernes, “La telaraña”, es de Raymond Carver (Clatskanie, 1938), publicado originalmente en 1986 el poemario Ultramarine. La traducción, inédita, es de Agustín Giménez Mathus, lector de estas columnas que la compartió generosamente con nosotros, un privilegio cada vez más frecuente de EBP pero no por eso menos alucinante para mí. ¡Gracias, Agustín!
Coincido con Agustín. Grandioso Carver. El de hoy me encantó también. Un poco melanco. Gracias!
Muchas gracias Rodrigo por publicar La Telaraña!