Final de año
Ni el pormenor simbólico de reemplazar un tres por un dos ni esa metáfora baldía que convoca un lapso que muere y otro que surge ni el cumplimiento de un proceso astronómico aturden y socavan la altiplanicie de esta noche y nos obligan a esperar las doce irreparables campanadas. La causa verdadera es la sospecha general y borrosa del enigma del Tiempo; es el asombro ante el milagro de que a despecho de infinitos azares, de que a despecho de que somos las gotas del río de Heráclito, perdure algo en nosotros: inmóvil.
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El poema del viernes, “Nirvana”, es de Charles Bukowski (Andernach, 1920). Una recomendación de un lector que se identificó misteriosamente como “m.”. No sé de quién es la traducción ni en qué libro se publicó originalmente, tomé la versión en español de Ciudad Seva.